London Blogging Night

¡Hola!


El relato con el que inauguramos esta aventura se tituló London Bloggin Night y es una historia de amistad con todos los ingredientes de una novela de intriga: una desaparición misteriosa, un personaje siniestro, pasiones, miedos e incertidumbres. Puedes encontrar los 47 capítulos en el archivo.


Ahora iniciamos una Isla de Relatos (casi perversa) donde intentaremos contar historias que os evadan un rato, a la vez que os provoquen. Queremos que paséis un tiempo, sea el que sea, pero que sea memorable.



Patricia & Isabel


miércoles, 23 de enero de 2013

CAPÍTULO 6: Sin noticias de Eme, una vez más

Después de 3 horas departiendo y asistiendo al pavoneo de Eme tenía la sangre en tal grado de temperatura que pensé alcanzaría el punto de ebullición. Había sido testigo y víctima en innumerables ocasiones de situaciones similares, por lo que conocía con exactitud el protocolo de actuación. La cosa era que había perdido a Eme como acompañante, así que más me valía tomar una decisión: o seguía ahí de espectadora pasiva, con cara de circunstancias, haciéndome cómplice del ritual seductor de mi amiga, o me largaba por fin a disfrutar de mi merecido descanso.

Opté obviamente por irme, no sin antes vislumbrar el Big Ben en busca de un horizonte de tiempo. Eran algo más de las 23 h y no pude dejar de pensar en que iba a abandonar el castillo antes de escuchar las doce campanadas. Las princesas modernas, me dije, reinterpretamos el cuento de Cenicienta y en lugar de ser perseguidas por nuestro príncipe, vamos en su busca. Así que salí de ahí pensando en que iniciaba una búsqueda, en lugar de que me alejaba de una pérdida.

Las calles de Londres en julio son como las de Barcelona, con tantos rasgos masculinos y femeninos que les atribuyes una identidad andrógena: son dinámicas, casi diría que agresivas, independientes, con fuerza, intuitivas, anónimas y tremendamente embaucadoras. No era fácil, entre tanto bullicio, abrirse paso ante nada, ni siquiera entre tus propios pensamientos. Iba acompañada de mi Ipod Nano color verde manzana y sonaba una de mis voces favoritas: Patti Scialfa. Caminaba castigando el suelo con mis tacones mientras, a cambio, le aliviaba con mi paso a ritmo acompasado. Dejándome llevar por esa imagen de “princesa gladiadora” liberé mis caderas para que siguieran los acordes que ellas quisieran. Me sentía libre, segura, satisfecha y, por qué no, sexy! . Conocía el destino de mi próxima parada pero ansiaba seguir con mi propio viaje.

Llegué al hotel extasiada de tanto tsunami emocional. Imaginé que no dormía sola y cómo iría al encuentro de mi “otro lado de la cama”. Sonreí recordando la última vez que escalé esa montaña y lo que me gustaron las vistas (;-)). Me deslicé entre las sábanas aún con esa expresión, pero la presión sanguínea que sentía en mis pies desnudos pronto me hizo volver a la realidad. Quizá Eme no vendría a dormir o quizá viniera con el saludo del nuevo día. Yo no la esperaría, así que cerré los ojos y todo se fundió a negro.

Amanecí y efectivamente Eme no estaba allí. Era pronto como para llamarla y suficientemente tarde como para intuir que había salido del Hotel Me escoltada por Mister X. Qué personaje!_pensé. En los 20 años que hacía que la conocía creo que jamás cerró la noche antes que yo. No estaba preocupada, así que decidí salir a disfrutar de la ciudad. Ella me localizaría, como tantas otras veces, con ese tono que se transmite cuando has experimentado la erupción de un volcán y la lava expulsada está ya solidificada. Era cuestión de esperar.

Había visitado Londres en varias ocasiones así que opté por callejear en uno de mis barrios favoritos, Notthill Hill, al oeste de la ciudad. En un par de semanas celebraría su internacionalmente conocido “Carnival” por lo que quizá encontraría una mayor muestra cultural. Lo que realmente buscaba era toparme con mi propio Hugh Grant e iniciar un guión a medias. Dicen que al destino hay que invitarle y yo, por supuesto, estaba dispuesta a pagarle un café.

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