London Blogging Night

¡Hola!


El relato con el que inauguramos esta aventura se tituló London Bloggin Night y es una historia de amistad con todos los ingredientes de una novela de intriga: una desaparición misteriosa, un personaje siniestro, pasiones, miedos e incertidumbres. Puedes encontrar los 47 capítulos en el archivo.


Ahora iniciamos una Isla de Relatos (casi perversa) donde intentaremos contar historias que os evadan un rato, a la vez que os provoquen. Queremos que paséis un tiempo, sea el que sea, pero que sea memorable.



Patricia & Isabel


miércoles, 16 de enero de 2013

CAPÍTULO 3: Eme y un señor muy atractivo

La magia del momento se truncó inmediatamente al oír una estruendosa carcajada acompasada por otras algo más armoniosas.

Junto a mí, un grupo multitudinario parecía haber encontrado en uno de sus miembros la explicación a algo realmente excitante. El centro de atención era un varón cuya edad, atendiendo a los indicios que observé, era incapaz de calcular. Conservaba una melena envidiable más oscura que clara. Tenía una complexión atlética y por sus movimientos, denotaba cierto control corporal. Era de aquellos que se saben sentar con distinción, recostarse sin que les asome el abdomen prominente que, por otro lado, tampoco fui capaz de identificar. De los que mantienen erguida la espalda, aunque el espacio "chill out" que frecuentan sea de los que ponen a prueba tu flexibilidad postural. Sin lugar a dudas se trataba de alguien bien parecido que, conocedor de su encanto, ejercía su atracción con elegancia y agudeza.

Mi gran sorpresa fue que junto a él pude reconocer a mi acompañante y amiga Eme, totalmente integrada en el cuadro de meninas que rodeaban a tan singular personaje.
Al haber entrado juntas en la fiesta ella, tan divina siempre, me instruyó con una gran máxima muy suya:
  • Lo primero que debemos hacer, cielo, es ir en busca de un par de cócteles que nos ayuden a relajar los músculos”. Y así, con una sonrisa graciosa, Eme desapareció de mi lado dejándome entretenida en la contemplación del cosmos. 
No habían pasado ni 15 minutos desde que pronunció esas palabras cuando me percaté de que había desistido de la búsqueda de nuestro cóctel y en su lugar, se había introducido en el grupo del señor atractivo.

Tardé unos segundos más en volver en mí e intentar racionalizar la presencia de Eme en ese entorno.

La conocía desde que apenas levantábamos medio metro del suelo. Crecimos juntas y sobre todo, compartimos todos los momentos vitales que dejan una marca de amistad tatuada en la piel, un soplo en las membranas de tu corazón. Teníamos una conexión especial, hasta diría que onírica.

Lográbamos comunicarnos sin necesidad de hablar. Nos ocupábamos la una de la otra sin pasar por el trámite de la demanda. Nos buscábamos sin que nos hubiéramos perdido previamente. Nuestras miradas enfocaban desde el mismo ángulo y, aunque en muchas ocasiones las realidades que veíamos eran distintas, el profundo respeto que nos profesábamos lograba encajarlas en nuestra relación.

Eme era pura dinamita intelectual, una mezcla explosiva de nitroglicerina con un cuerpo muy poroso. Absorbía todo tipo de información, básicamente la relacionada con temas de arte y literatura, pero su amalgama de intereses era tan amplio que abarcaba desde la gastronomía a la medicina. Entraba en eclosión cuando asistía a cualquier movimiento cultural relacionado con alguno de estos temas, como pretendiendo abanderar el cambio en la manera en que la disciplina se enfocaba.

Además, era tremendamente vehemente en sus discursos y competía por ser el centro de atención. Creo que fue ese el punto que debió hacerle canjear el cóctel por una guerra dialéctica contra quien, hasta el momento, parecía el foco de todas las miradas. Eme era una auténtica leona, llena de fuerza y coraje, y como tal solía marcar el territorio al que accedía. Parecía que había un león que rugía con energía y no iba a permitir a las demás ocupar un puesto en la manada que le correspondía a ella y solamente a ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario