CAPÍTULO 11: Una figura fantasmagórica

Después de nuestro paseo por Deptford, Stephen me propuso ir de nuevo a su White Cube Gallery y escuchar mis ideas para la presentación de una interesante iniciativa cultural, maridaje entre el mundo editorial y artístico.
La tarde había dejado paso a un sentimiento nostálgico que me hacía pensar en Sab. No había recibido respuesta a mi email y me preocupaba pensar que no me había perdonado. Le envié un whatsapp al que siguió el silencio, a pesar de que las dos rayitas verdes podían delataban que: ¿se había recibido? ¿entregado? ¿leído?. ¡Qué lío! Pensaba en todas las posibilidades. Preguntar a Stephen no creía que me aclarara nada. Aún así lo hice:



_¿Qué crees que significa que mi mensaje de whatsapp a Sabela tenga dos rayitas verdes? ¿Lo habrá leído? ¿Lo habrá recibido? ¿Lo habrá recibido pero no leído? ¿Lo habrá recibido y leído?...en cuyo caso, ¿por qué no me contesta?

Stephen me miró como se mira el efecto giroscópico de una peonza. Me agarró del mentón con sus dos manos y clavó su mirada en mis labios.

_ Para evitar esas dudas, princesa, utiliza Line. Indica si el mensaje ha sido leído por el receptor.

- ¿Line? ¿Pero éste de qué va? Tiene 1.500 aňos más que yo (bueno, unos 10, vale...) y me va a dar lecciones de comunicación ¿a mí? Que se dedique a colgar cuadros en su galería que yo me apaňo bien sola.

_¡Mira qué listo Sr. Avery!. Pues, para tu información, pensaba enviarle uno ahora mismo. ¡Y nada de "princesa"! Yo no vivo en castillos amurallados, ni espero príncipes que me rescaten. Deja de mirarme así como si tuviera que agradecerte la existencia.

_ No serás princesa, pero sí guerrera. Parece que no estás muy acostumbrada a escuchar sugerencias de los que te rodean. No te gusta que te digan lo que tienes que hacer. mmm...

_Así es Sr. Avery. Soy un alma libre a la que le gusta volar en solitario. Soy gladiadora. Princesa gladiadora, si acaso (En silencio, pedí perdón a Sab, por el plagio).

Pensé en mis palabras mientras escribía a Sabela: “Sab, ¿sigues enfadada? ¿Me confirmas que has llegado bien? ¿Te ha ido a buscar el guapo de Marcus?

Nada, ni rastro del puñetero "leído". Eran algo más de las 19:30h del domingo 22 de julio de 2012. Quizá no habría llegado a Barcelona todavía. O eso, o llevaba un cabreo descomunal.

Volar en solitario. Había dicho volar en solitario. Pues sí, debía ser eso.

Mi relación más larga había durado 7 semanas, 5 días y 3 horas. Lo recuerdo porque la dejé justo ese tiempo antes de celebrar la fiesta de mi 33 cumpleaños. Me abrumaba la idea de tener que invitarle y estar pendiente de él. No tenía ni la suficiente confianza como para plantarle entre mis amigos y darle al "play" a modo "espabílate sin mí", ni era tan insignificante como para no contar con su presencia. La solución estaba clara. Muerto el perro se acabó la rabia, así que en nuestro último café juntos le solté ese tan socorrido "lo siento, no acabo de sentirme ilusionada con esta relación". De eso hace ya 5 aňos y algunas relaciones más, con lo que sí, podemos decir que me gusta volar sola.

Fuimos en taxi hasta la White Cube Gallery. Los últimos rayos de luz matizaban el ambiente londinense como a trazos impresionistas. Durante el trayecto me quedé absorta ante los atractivos cromáticos. Era una sensación embriagadora.

- Si la cara es el espejo del alma, Eme, la tuya debe ser de la belleza de una elfa. ¿Vamos? Ya hemos llegado.

Entramos casi a oscuras. Una figura fantasmagórica nos esperaba.

- Buenas noches John. Te presento a Eme Guillén. Trabaja para una agencia de comunicación llamada London Blogguin Night, y le he pedido que nos dé ideas para la presentación del libro "Side by side" en la galería

- Eme, este es John Essol, responsable de la programación de la galería. No conozco a nadie más hábil que él para encontrar diamantes en bruto y hacer de ellos auténticas joyas de la naturaleza. Tiene un olfato para el arte, la estética y la belleza, que sobrepasa todas las titulaciones académicas que existen. Si él se fija en algo, hará de él o ella, un algo excepcional, único, auténtico.

Su cara me pareció de lo más siniestra. Era un personaje extraño. Pequeño, delgado  de rostro angulado. La visión objetiva de sus rasgos no me fascinaba. La subjetiva, sin embargo, era otra cosa. Su semblante transmitía misterio. Un misterio que te atrapaba como lo hace el canto de una sirena, envolviéndote dulce y peligrosamente. Sus labios parecían tener sed de besos. Sus ojos, necesidad de ver el brillo del deseo reflejado en ellos.

¿Quién y qué habrá detrás de esta imagen?